La vida política de las casas advierte que, en determinados contextos, las casas no solamente son un espacio de la domesticidad, sino también de lo político. Además, son un proceso de ensamblaje de materiales, personas y programas.
A través de un registro etnográfico, el autor aborda la problemática de las casas y su rol en el entramado social de un barrio popular. La urgencia por solucionar el acceso a la vivienda implica un procedimiento constante de vinculación, de gestión no monetizada de recursos y negociaciones con diferentes personas. Una experiencia que transforma los modos en que se hacen y viven las casas. En este sentido, las prácticas que las configuran proyectan sus fronteras hacia afuera –hacia las redes barriales, los programas estatales, funcionarios/as– y redefine sus umbrales hacia adentro –lo que es de uso común y comunitario y/o político, y lo que es de uso personal y/o familiar–. Un proceso de mutación permanente, en donde las decisiones sobre la casa se definen entre diferentes actores.
La idea central que va emergiendo transcurridos los capítulos de esta obra es que la casa es un núcleo de productividad política, especialmente desde la cocina y a partir de las tensiones y negociaciones vinculadas a la lucha por el acceso al hábitat.