Esta obra surge de la observación de las vidas cotidianas de niños que concurren a una escuela de características rurales y atraviesan situaciones de violencia dentro de su grupo familiar. Se intenta problematizar y repensar conceptos como el de familia y poder, interpelando lo que sucede en la sociedad y qué relación e influencia tiene el modelo agro-exportador, con la idea de poder identificar aquellos procesos que producen a lo largo de la historia los elementos constitutivos de la identidad social, en el cual se encuentran inscriptas sus prácticas. Para tal fin, las autoras han tomado dos situaciones en las que realizan un estudio minucioso de la historia del lugar y de las instituciones, analizan las relaciones de poder asimétricas desde la óptica post-estructuralista foucaultiana. Este texto abre algunas reflexiones y nuevos interrogantes y realiza aportes que permiten modificar la vulneración de los derechos de niños que sufren las conductas instauradas que están relacionadas directamente con el patriarcado y que desde la Escuela se intentan modificar día a día.