Las razones por las cuales esta obra se distingue de las cinco anteriores son múltiples y variadas. En primer lugar porque la vida que intentamos narrar aquí es nada más y nada menos que la de Luis Porta, director de la Colección. En segundo lugar porque la importancia de su vida personal y profesional no es reconocida sólo por sus estudiantes y sus colegas más cercanos, sino también a partir de su extensa trayectoria en el campo educativo nacional e internacional como docente, investigador, gestor y formador. En tercer lugar, la memorabilidad de Luis viene dada a partir de su particular modo de instalación en la vida de quienes se topan con la suya: una forma de enlazar y construir mundos afectivos y afectantes que hace que su presencia en el devenir de nuestros itinerarios vitales sea más hospitalaria y habitable. También es significativa la huella que ha dejado y deja en el propio campo de formación e investigación en educación, principalmente sus aportes teóricos, epistémicos, políticos y metodológicos en el ámbito de la Educación Superior. El valor de la vida de Luis Porta inunda también las instituciones que ha transitado, los vínculos que ha forjado y los proyectos que ha construido constante y permanentemente. Una memorabilidad, que como se aprecia en el transcurrir de las páginas de la obra, se forja al calor de la generosidad, la empatía y el cuidado.