Sonetos amorosos del Renacimiento Inglés II
Al comienzo todos los poemas son sólo un murmullo, obstinado. Los poemas de Fabián Iriarte nacen de ese murmullo, pero toman una forma definitiva: pesan como las piedras, son blandos como las flores. Los versos afirman, registran, pero hacen, sobre todo, algo más: consiguen una lengua que pasa de lo grave a la liviandad, que es seria, pero se burla de la seriedad. ¿Y cuál es el murmullo detrás del murmullo? Personas en un bar, un duelo que cruza los años, los gestos de una adolescente, las experiencias del arte, lo que hicieron y escribieron otros, hace tiempo. La marca de Al comienzo era un murmullo es la pérdida de la inocencia, la desconfianza, que no es una amenaza, sino una forma de conocimiento; una desconfianza que está pero es «como la luz:/seguís comiendo pan, nadando, dando saltos,/contestando el teléfono,/lo que se dice que es existir». Santiago Venturini